En el mercado se pueden encontrar un par de modelos denominados “shooting brake”, y quien dice un par dice tres o cuatro, o uno, pero haberlos haylos. Todos, sin discusión son, básicamente, rancheras, o como se les conoce actualmente, station wagon. Coches familiares que poco o nada tienen de “shooting brake”. Este tipo de coches surgió en Reino Unido, en la época de los carros tirados por caballos. Eran, sencillamente, un coche de caballos adaptado para llevar armas y utensilios de caza, que era el deporte favorito de los más adinerados.
Cuando apareció el automóvil, un artefacto que en sus primeros tiempos era algo exclusivo de la gente más pudiente, el concepto del “Shooting brake” se adaptó al nuevo invento. Los primeros automóviles no se fabricaban como ahora, ni mucho menos, eran productos construidos a mano, de forma totalmente artesanal y siempre según exigencias del comprador, eran objetos casi únicos en el mundo. Era muy relativamente normal, que el aficionado a la caza, encargara una carrocería para poder practicar su deporte favorito. Y por lo general, se hacían en coches de super lujo, o al menos lo que hoy tenemos como super lujo y que entonces se podían considerar como “fabricantes normales”, pues solo había coches de superlujo.
A simple vista, esos shooting brake podrían considerarse carrocerías familiares de dos puertas, aunque escondían prestaciones de órdago en algunos casos. Incluso se pueden encontrar shooting brake sobre marcas como Ferrari y, sobre todo, Aston Martin. La firma británica es una de las marcas más “afectadas” por estas peticiones, coche para poder ir a caza, pero que tenían que seguir siendo auténticas bestias de la carretera, con todo el lujo y las comodidades que se esperaban de esos coches. Los más conocidos son los Aston Martni DB5 y Aston Martin DB6 Shooting Brake, pero no son los únicos. No obstante, como curiosidad, estos dos modelos fueron un encargo del propio David Brown (quien instauró las siglas DB en las denominaciones de los modelos) para llevar a sus perros y fue el carrocero Radford quien se encargó de su fabricación.
La propia marca fabricó también algún shooting brake bajo pedido
Por lo general, lo normal en estos casos es que sean el trabajo de algún carrocero externo, empleando como base el modelo original que la marca haya puesto en circulación. Sin embargo, Aston Martin llegó a fabricar algunos ejemplares “Shooting Brake” de tres y cinco puertas en sus propias instalaciones, como es el caso del Aston Martin Virage Shooting Brake. Una versión de la que se fabricaron muy pocas unidades y todas ellas bajo pedido, que se presentó en el Salón de Ginebra de 1992.
La historia del Aston Martin Virage es, como en otras ocasiones, la historia de una marca con el agua al cuello y obligada a sacar un nuevo modelo, pero teniendo que aprovechar gran parte de su antecesor. No vamos a entrar en detalles con este apartado, pero vale la pena destacar que el Virage era un coche que podríamos definir como hecho de retales, pues tomaba muchos elementos de su antecesor, pero también de otros modelos de marcas ajenas a Aston Martin. Para la carrocería Shooting Brake también se recurrió al mismo proceso, pues hay cosas que son más baratas si se compran a terceros.
Según parece, los Virage Shooting Brake tenían otro número de chasis, pues no se consideraban como modelos de producción, aunque en su momento era el “coche familiar” más rápido del mundo con una velocidad máxima de 244 km/h. Entre los elementos de otros modelo, se pueden encontrar los pilotos del Volkswagen Vento (colocadas en posición invertida) o el portón trasero procedía del Ford Escort Turnier, al tiempo que presumía de unas ventanas laterales que se podía abrir eléctricamente o un asiento trasero que se podía plegar en porciones 50/50. Con el asiento trasero totalmente abatido, el espacio disponible era cuatro veces más grande que la versión coupé.
Motor V8 Callaway y cambio manual
El Aston Martin Virage Shooting Brake que se presentó en Ginebra, se vendió poco después. Estaba equipado con el mismo motor V8 5.3 retocado por Callaway (especialista, entre otras cosas, en el Chevrolet Corvette) y con un cambio manual de tres relaciones de origen General Motors (El famoso Toqueflite). Una de las características del shooting brake, era que no modificaba en nada la plataforma sobre la que se montaba todo el automóvil, es decir, contaba con la misma distancia entre ejes del Aston Virage original. Eso afectaba un poco al espacio interior, pero permitía mantener la misma agilidad en carretera del modelo coupé aunque era ligeramente más pesado.
Al tiempo, después de pasar a manos de su propietario, se cambió la transmisión automática por la ZF manual de cinco relaciones que montaban las versiones manuales, pero no recibió el motor que llegó tiempo después, el V8 6.3, que era algo más potente.
Ese Aston Martin Virage Shooting Brake sigue circulando y la última vez que se dejó ver fue por una subasta Bohams, en abril de 2022. Cambió de manos por 126.500 euros, un precio alto, sí, pero por debajo de lo que cabría esperar para un ejemplar tan raro.
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