El Lamborghini Diablo es, posiblemente, uno de los modelos más famosos de la marca italiana, un coche que ha cumplido nada menos que 30 años aunque a simple vista no lo parezca. Fue el último Lamborghini antes de la llegada de Volkswagen y estuvo en el mercado hasta el año 2001, siendo reemplazado por el Lamborghini Murciélago, el primer modelo de la firma que se desarrolló bajo el amparo de Volkswagen. Hasta ese momento, Lamborghini fue propiedad de Megatech, una sociedad registrada en Las Bermudas propiedad del grupo malayo Mycom Setdco y el grupo indonesio V Power Corporation.
Chrysler vendió Lamborghini a Megatech en noviembre de 1994, después de haber estado controlando la compañía desde 1987. Durante esos años, Chrysler llegó a inscribir a Lamborghini en la Fórmula 1, primero como proveedor de motores y luego con un equipo propio. Sin embargo, lo más importante que hizo Chrysler fue dar vida al Diablo, el resultado del “Proyecto 132” con el que se buscó un reemplazo a la altura de Countach.
No obstante, pronto se vio que las cosas no iban bien y las ventas comenzaron a estancarse en 1992 y el dinero de Chrysler empezó a menguar. Dos años de pérdidas, provocaron que los americanos vendieran la firma italiana a Megatech. Estos no tardaron nada en poner la maquinaria en funcionamiento y en 1995, se dio luz verde al desarrollo del reemplazo del Lamborghini Diablo. El proyecto se conoció, en primera instancia, como L147 y luego, recibió el nombre de Lamborghini Canto, contando con el trabajo de Zagato y Gandini, quienes fueron contactados por la empresa para la presentación de diferentes propuestas de diseño.
Finalmente, el elegido por la marca no fue Gandini, a pesar de haber sido el responsable de dos de los coches más famosos de Lamborghini (el Countach y el Diablo), se decantaron por Zagato. La fama del carrocero italiano influyó mucho en la decisión, pero en realidad, Lamborghini se inclinó por Zagato al ser el primer estudio de diseño italiano en adoptar un software de diseño asistido por ordenador.
Primer Lamborghini diseñado totalmente de forma digital
Zagato se puso manos a la obra y en solo cuatro meses, un tiempo récord en aquellos años (e incluso hoy también), ya se tenía el coche totalmente proyectado y se pudo presentar en el Salón de Ginebra de 1996. Se llamó Lamborghini Zagato Raptor y fue el primer automóvil de Lamborghini diseñado completamente de forma digital, sin bocetos previos, estando a medio camino del Lamborghini Diablo y del Lamborghini Canto. Digamos que era algo así como una combinación de ambos que, además, estuvo muy cerca de llegar a producción aunque, para ser sinceros, seguramente nunca habría obtenido la misma acogida que el Diablo y que sí tuvo su sucesor final, el Murciélago.
El Lamborghini Zagato Raptor era un coche totalmente funcional, no un simple coche de salón, no en balde, tomaba como base de partida un Lamborghini Diablo VT. El chasis, de tipo tubular de acero, era el mismo del Daiblo VT, aunque se modificó recortando la distancia entre ejes 20 milímetros. Las suspensiones eran casi idénticas, pero montaba amortiguadores Koni de control electrónico, mientras que los frenos eran suministrados por Alco y no por Brembo, como sí pasaba con el Diablo.
Sobre esta estructura, se montaba una carrocería típicamente Zagato, incluyendo las dos características jorobas en el techo, que destacaba por otras cosas. Esas cosas tenían que ver con su forma de abrirse para permitir el acceso al interior, pues el parabrisas basculaba hacia delante junto con parte de los paneles laterales de la carrocería y el techo, al estilo de una carlinga de avión de combate. El techo, además, se podía desmontar, creando un targa. La parte trasera era muy peculiar, con una única banda luminosa en el centro de la trasera, justo encima de una gran salida de aire. Todo se fabricaba con fibra de carbono.
Problemas económicos impidieron su paso a producción
El motor, colocado en posición trasera central, también procedía del Diablo VT. Es decir, el Lamborghini Zagato Raptor estaba animado por un bloque V12 de 5.7 litros (5.709 centímetros cúbicos, 87 milímetros de diámetro por 80 milímetros de carrera) y el cambio era manual de cinco relaciones, también original del Diablo VT, junto al sistema de tracción total Viscous Traction, que enviaba el 25% de potencia al eje delantero.
Su habitáculo era totalmente específico, todo ello tapizado con Alcantara de color gris y moqueta negra. Pesaba 1.350 kilos (275 kilos menos que el Diablo VT) y podía acelerar hasta los 100 km/h en menos de cuatro segundos. Por prestaciones, era un digno reemplazo para el Diablo, aunque estéticamente no fuera tan espectacular. Estuvo muy cerca de pasar a producción.
El problema estaba, principalmente, en el coste de ponerlo en producción. Lamborghini no estaba bien económicamente en aquel momento y en lugar de afrontar el desarrollo del Raptor, se prefirió centrar los esfuerzos en el Diablo, lanzando varias versiones especiales y evolucionando el modelo, hasta que en 1998, a las puertas de la bancarrota, Megatech vendió la firma a Volkswagen.
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