Uno de los deportivos más atractivos de los años 70 fue sin duda el Ferrari Dino, un biplaza que rendía homenaje al malogrado hijo del todopoderoso Commendatore de Maranello y que representó el primer y único intento de Ferrari por hacer un vehículo de corte popular con motores de menos de 12 cilindros. La unidad que te mostramos ha sido recientemente recuperada y restaurada a su aspecto original como pocas más habrás visto.
En los años 80 y 90 del pasado siglo, acceder a vehículos como el Ferrari Dino era relativamente accesible para los aficionados. Ello provocó que en su mayoría las unidades disponibles fueran objeto de restauraciones que no fueron realizadas tan meticulosamente como el modelo precisaba para retomar su aspecto y estado originales, como si acabaran de salir de las líneas de producción de Ferrari en Maranello.
Esas inapropiadas restauraciones provocaron que las opiniones al respecto de muchas unidades del modelo distorsionaran la verdadera imagen y exclusividad que el Ferrari Dino aportaba a sus propietarios, hasta el punto de que muchos restauradores ahora se plantean como se vería y se sentiría realmente un Dino en su estado original.
Para saberlo sería necesario poder efectuar una restauración con similares niveles de calidad como las que habitualmente se realizan con otros muchos icónicos Ferrari, como es el caso de los 250 GT o 275 GTB. Ese fue el pensamiento que retumbaba en la cabeza de los expertos de Bell Sport & Classic cuando en sus manos cayó el chasis 00436 de un Ferrari Dino original, cuya producción acabó en agosto de 1969.
La unidad a la que el citado chasis pertenecía fue la séptima de los apenas 357 Dinos que Ferrari produjo de la serie L entre el 206 GT de bajo volumen y los 246 GT de las series E y M que fueron los más habituales. Y ahora, tras cuatro largos años de duro trabajo y esfuerzo, el resultado es esta autentica joya que puedes contemplar en las imágenes que acompañan a estas líneas, en las que casi sin ninguna duda puedes apreciar las hermosas líneas del Dino en una unidad que, al menos hoy por hoy, pasa por ser una de las mejores que podrás encontrar en todo el mundo.
El Ferrari Dino siempre ha sido un auténtico foco de atención. Desde su presentación en el Salón del Automóvil de Fráncfort de 1969, hace ahora 53 años, su nombre es el que ha permitido al fabricante de Maranello identificar a todos sus modelos deportivos producidos entre los años 1968 y 1976 con propulsión trasera dotados con motores que no eran 12 cilindros. Época tras la cual todos los modelos del Cavallino Rampante volvieron a montar exclusivamente motores de 12 cilindros, fueran estos de arquitectura en V o planos.
Ferrari identificaba las distintas series del Dino en función a su nomenclatura, en la cual los dos primeros números identificaban la capacidad del motor y el tercero hacía referencia al número de cilindros de su mecánica. Así, el 246 sería un Dino dotado con un motor de 6 cilindros de 2.4 litros de capacidad.
Con el Dino, Ferrari amplio fuertemente su capacidad de producción. Fue el primer modelo fabricado a gran escala en Maranello y es considerado como uno de los cinco modelos más representativos de la marca por el innovador diseño que en su momento presentó al mundo y su nombre aparece de manera reiterada entre los mejores modelos deportivos de la década de los años 70 del pasado siglo.
El nombre del coche corresponde al apelativo familiar del hijo del Commendatore, Alberto “Dino” Ferrari, fallecido en 1956 a la temprana edad de 24 años debido a la distrofia muscular que le afectó durante muchos años de su vida. Enzo, su padre, guardó luto por la pérdida de Dino durante prácticamente toda su vida de una manera ciertamente curiosa pero que le permitió recordar a su vástago en todo momento, pues desde el momento de su muerte utilizó siempre lentes con el cristal oscurecido.
El Ferrari Dino 246 GT L 1969 Classics cuenta con la muy exclusiva certificación de Ferrari Classiche, que lo reconoce como un modelo plenamente fiel al original que se producía en Maranello
Pese a su corta edad, Dino acabó sus estudios de ingeniería y de inmediato pasó a trabajar en las instalaciones de Maranello tras su paso por la Escuela de Ingenieros en Suiza. El primer encargo que recibió fue la creación de motores V6 para la marca del Cavallino Rampante en colaboración con Vittorio Jano, otro famoso ingeniero italiano de la época, que fue quien culminó los trabajos de ambos en el desarrollo del primer seis cilindros de la marca.
El lanzamiento del Dino no fue el lanzamiento de un Ferrari, sino el de una submarca de la compañía de una nueva gama de modelos de talante deportivo, pero claramente más accesibles y situados en un escalón inferior a los Ferrari, con la cual hacer frente al creciente éxito del Porsche 911. Por esta razón, el Commendatore quiso diferenciar claramente los Dino de los tradicionales deportivos doce cilindros de Maranello.
Esos fueron los orígenes del modelo que Bell Sport & Classic, un especialista en restauraciones de vehículos deportivos con sede en St Albans, una pequeña localidad al norte de Londres, acaba de mostrar completamente restaurado como si fuera un modelo original recién salido de las líneas de montaje de Ferrari en Maranello.
La unidad original de la que se partió fue el chasis anteriormente citado. Un vehículo que se encontró oculto en un cobertizo y que permaneció en manos de un coleccionista privado y de su familia desde prácticamente finales de los años 70 del pasado siglo. El modelo original estaba acabado en color Rosso Corsa y contaba con un interior terminado en cuero negro. Pese a los años transcurridos, las distancias con él recorridas no eran muchas, pues su cuentakilómetros apenas contaba con 86.000 km de uso.
Los ingenieros de Bell Sport & Classic decidieron que era el momento de realizar una restauración a fondo con el vehículo, tan a fondo y de tanta calidad que el coche prácticamente recobrara su estado original como si estuviera recién salido de las líneas de montaje de Ferrari.
La serie L del Dino a la que pertenece esta unidad llegaría un año más tarde del lanzamiento del deportivo, con una distancia entre ejes 60 mm alargada y motor 2.4 litros V6 dispuesto transversalmente en la trasera del coche que aportaba un extra de potencia. De esta serie únicamente se produjeron 357 unidades antes de que llegaran las siguientes series, las M y E que registraron volúmenes de producción superiores.
El Dino 246 GT L del que parte esta unidad recuperada por Bell Sport & Classics es el número de chasis #00436 y es la séptima en el orden de producción de la citada serie. Terminado de fabricar en agosto de 1969, el primer destino de este coche tras salir de Maranello fue el mercado alemán, donde Autos Becker, un concesionario de Düsseldorf le convirtió en el primer modelo Dino comercializado en Alemania, el terreno de su gran rival, el Porsche 911, el 5 de septiembre de ese mismo año.
Pese a haber tenido una vida bastante ajetreada, visitando países como Francia, Canadá o los Estados Unidos a lo largo de sus 53 años de vida, lo cierto es que como este Dino ha permanecido la mayor parte de su existencia en manos de un mismo propietario y su familia, desde que fue adquirido por él a mediados de los años 70, pese a lo cual su odómetro apenas registra 86.000 kilómetros recorridos.
El coche cayó en manos de Bell Sport & Classics y ha estado los últimos cuatro años en sus talleres en manos de los ingenieros, diseñadores y maestros artesanos quienes se han encargado de recuperar el modelo a su estado original tras reparar todos sus desperfectos y los daños acumulados durante sus 53 años de vida. Cuando llegó a sus manos en el exterior del coche se mostraban numerosas manifestaciones de óxido en distintas partes de la carrocería, los paneles de las puertas estaban completamente desalineados con la misma, la altura de los pasos de rueda era completamente diferente a ambos lados del vehículo, el coche era un auténtico desastre.
Los expertos del preparador británico han realizado una restauración especialmente meticulosa, pues desde el inicio de la misma tenían sólo un objetivo en mente: poder presentar el coche a los principales concursos bajo la especificación de modelo original.
Por esta razón, lo primero que se hizo fue desmontar, pieza a pieza y por completo, todo el coche y sus distintos componentes para, antes de iniciar la reconstrucción, buscar aquellos elementos originales de los cuales careciera y poder recuperar cada uno de todos ellos a su estado primigenio. Así, todas las piezas originales fueron verificadas una a una, y convenientemente restauradas, hasta el punto de que ahora todos los elementos y paneles de su carrocería son 100 por cien originales. En esta, todas las costuras donde el chasis se une a los distintos paneles y elementos se han sellado convenientemente para evitar la futura aparición de corrosión en todas ellas y los maestros carroceros han eliminado todas las posibles imperfecciones existentes.
Finalizado el proceso de reparación tanto del chasis y la estructura como de las distintas piezas de la carrocería, se inició el proceso de pintura del coche con el objetivo de dotarle del atractivo acabado multitono final. Para ello se procedió a un repintado completo de todas las piezas mediante una correcta imprimación gris de protección anticorrosiva, tras lo cual se aplicó una primera capa de pintura en color Rosso Corsa sobre la cual también se aplicaron distintas capas de protección. Finalmente, superado todo ese procedimiento se le aplicó una última capa de pintura en el color Rosso Dino con acabado multitono que el coche luce como acabado definitivo.
Un rojo anaranjado que se visualiza en todo momento de la manera más efectiva y que recoge fielmente el tono que en su día Enzo Ferrari eligió como color para los monoplazas de la marca en el mundo de la competición. Ese mismo color fue también el elegido por Toni Curtis para la unidad con la que aparece su personaje en la popular serie de televisión de los años 70 The Persuaders (Los Persuasores), en la que formaba una peculiar pareja de detectives con Roger Moore (el actor que encarnó anteriormente a El Santo en TV y, posteriormente, a James Bond 007 en la gran pantalla).
El Dino reconstruido cuenta con el volante a la europea, es decir, situado a la izquierda del salpicadero, con las cerraduras de las puertas laterales montadas en los canales que conducen a las tomas de aire laterales del modelo por delante de los pasos de rueda traseros y, gracias a esa mayor distancia entre ejes el coche dispone frente a otras series del Dino de un espacio más profundo para los pies del pasajero y una guantera de mayor capacidad y estilo alargado. Otra de las curiosidades de su interior es que los reposacabezas van fijados sobre el mamparo dispuesto tras de los asientos, que están acabados en cuero de color crema
Finalmente, su motor 2.4 litros V6 ha sido completamente recuperado, dinamizado y probado pieza a pies en el banco de motores durante las distintas fases de su montaje previamente a la instalación del bloque en el coche, con el fin de garantizar un rendimiento perfecto del mismo. Un dato curioso es que, tanto al finalizar el montaje del coche previamente a su prueba en el banco como una vez instalado ya a bordo del Dino, el arranque fue totalmente preciso y se produjo al primer giro de llave.
Tras su instalación a bordo del coche, el motor volvió nuevamente a pasar pruebas dinamométricas tanto sobre el banco de rodillos como en carretera abierta, donde fue objeto de diferentes test y prueba con el din de ajustar su funcionamiento al rendimiento requerido y deseado por los ingenieros de Bell Sport & Classic, quienes desde el principio querían incluso replicar la potencia original que el Dino ofreció en su momento: 193,65 CV de potencia máxima, cifra que se ha replicado fielmente.
El resultado de todo ese proceso es el hermoso Dino 246 GT L 1969 Classics que puedes contemplar en las imágenes que ofrecemos junto a estas líneas y que ya cuenta con la muy exclusiva certificación de Ferrari Classiche que lo reconoce como un modelo plenamente fiel al original que se producía en Maranello.
Como ya hemos dicho, la idea de Bell Sport & Classic es la de presentar el coche en los mejores concursos internacionales, de ahí que por el momento no se haya hablado de precio alguno para el mismo, aunque a la vista del resultado obtenido, quien quiera hacerse con él va a tener que pagar una cuantiosa cifra con numerosos ceros a sus espaldas.
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