La competición, actualmente, le pese a quien le pese, tiene muchas limitaciones. Sí, es cierto que hay una gran cantidad de campeonatos y algunos son bastante espectaculares, pero muchos han perdido su esencia. Fijaros en el Campeonato Alemán de Turismos, el DTM, por ejemplo, un campeonato que no es ni la sombra de lo que un día llegó a ser. Quizá el DTM no sea el mejor ejemplo de todos, pues su actual situación procede de la inversión necesaria para poder competir con garantías, al menos así ocurrió en los años 80 y 90, cuando llegaron a convertirse en el Campeonato Mundial de Turismos, pero si ilustra un poco por donde queremos ir.
Antes, las libertades para correr eran algo más amplias que ahora y daban como resultado coches muy llamativos y espectaculares, algunos, más llamativos que rápidos, todo sea dicho. Para ilustrar esa libertad y esa espectacularidad de los coches de competición de antaño, nada mejor que un Grupo 2 de los años, en este caso, un BMW 635 CSi Gr.2, que corrió en los años 80 en la categoría de turismos. Para ser más exactos, se pudo ver en pruebas del Campeonato Europeo de Turismos, donde arrasó frente a una dura competencia.
El BMW 635 CSi Gr2 se homologó para reemplazar al BMW E9 CSL, un icono de la firma alemana y de la competición, que había superado con creces su vida útil en pista. Fue un reemplazo más que bueno, porque Nerger, Werginz y Grano, lograron la pole en seis de las nueve pruebas que tenía el Europeo de Turismos en 1980. También ganaron las dos primeras rondas, que fueron las 4 horas de Monza y los 500 kilómetros de Vallelunga, aunque luego llegaron tres errores y averías que provocaron una seria pérdida de puntos. El coche más laureado de todos fue el del equipo respaldado por BMW Italia –la unidad de color verde que se puede ver en las imágenes–.
La versión de calle del e24 comenzó su producción en octubre de 1975. Era un coupé de cuatro plazas y como todo BMW de aquella época, con una imagen ligeramente afilada, con proporciones muy particulares, “muy BMW”, que destacó por encima de todo por su conducción, sobre todo en el caso del BMW 635 CSI, que presumía de un seis cilindros en línea con 286 CV, una potencia muy respetable entonces. Es evidente que se tomó esta versión como base para las unidades de competición, aunque la transformación fue notable.
Según los expertos y diferentes medios de la época, el BMW 635 CSi Gr2 destacó por su estabilidad, por su resistencia y por su conducción, más aún cuando la competencia de la época era feroz. Rover y Jaguar, por ejemplo, tenía coches con motores V8 y V12 muy potentes, mientras que, por otra parte, estaba Volvo con sus propulsores turbo. BMW mantuvo el seis cilindros atmosférico que, desde un primer momento, parece que se quedaría corto. Pero no fue así, porque en a pesar de tener cerca de 100 CV que, por ejemplo, los Jaguar, también era poco más de 200 kilos más ligero. Esto se puede traducir fácilmente: mejor comportamiento en curva, mayor capacidad de frenado, mejor aceleración y consumos más contenidos.
Bajo el capó había, como decíamos, un seis cilindros de 3.430 centímetros cúbicos con alrededor de 400 CV, unido a un cambio Getrag Sport de cinco relaciones. El habitáculo estaba totalmente vacío, a excepción de el asiento del conductor y poco más. Lo que llamaba poderosamente la atención era la carrocería, notablemente ensanchada y con elementos aerodinámicos de gran tamaño en el frontal y sobre la tapa del maletero.
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