La historia de AMG, curiosamente, comienza y acaba en Mercedes. Has-Werner Aufrecht y Erhard Melcher, eran ingenieros de Mercedes que no aceptaron que la marca dejara la competición. Aún con un puesto fijo en una de las empresas más importantes y con unos sueldos que ya querríamos muchos, abandonaron la compañía para crear su propia firma. No cabe duda que fue la mejor decisión que pudieron tomar, aunque como cabe esperar, por aquel momento la idea no debería ser tan clara.
En 1971, el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG ganó su categoría en las 24 Hs. de Spa y fue segundo en la general
El verdadero éxito de AMG vino con el llamado “cerdo rojo”, el brutal Mercedes 300 SEL 6.8 AMG con el que ganaron las 24 Horas de Spa Francorchamps en su categoría, quedando segundos de la general. Nadie esperaba que un sedán de talante burgués como es el Mercedes 300 SEL pudiera ganar una competición del calado de las 24 Horas de Spa, sobre todo teniendo en cuenta que compraron el coche de segunda mano y lo prepararon para correr. Es una gesta mítica que les valió el éxito e infinidad de pedidos, algunos de ellos desde su antigua empresa: Mercedes.
Hay algunas curiosidades que también merecen ser comentadas, como por ejemplo, la ayuda de Erich Waxenberger, quien era amigo de Aufrecht y de Melcher y quien les proporcionó la caja de cambios manual de cinco relaciones que montaron en su preparación. Las llantas que montó el “Rote-sau” (Cerdo rojo en alemán) procedían del Mercedes C111, fabricadas en aleación de magnesio y también cedidas desde la compañía alemana y por si fuera poco, durante la carrera en Spa, tanto Waxenberger como dos mecánicos oficiales de Mercedes fueron vistos en el box de AMG.
El coche terminó su vida en Matra, haciendo pruebas para los neumáticos que usarían los Mirage y Concorde, después de ser transformado en una limusina. Nada se sabe del destino de ese coche, muy posiblemente desguazado, pero para celebrar el 40 aniversario de AMG, en 2007, la marca creó una réplica del modelo realmente fiel, aunque no exacta. Obviamente, la réplica está en el museo de la marca y no hay forma de hacerse con ella, pero si quieres un “Rote-sau” lo puedes tener y con bastante exactitud.
Arthur Bechtel Classic Motors, cuya sede está a 20 kilómetros al suroeste de Stuttgart, es un especialista en restauración y comercialización de Mercedes clásicos, que se han atrevido a crear una réplica del Mercedes 300 SEL 6.8 AMG. Para ello, hacen uso de una unidad del Mercedes W109, la misma que se empleó en los 70 por AMG (un 300 SEL), centrándose principalmente en la imagen. Se le quita los paragolpes, se pinta la carrocería en el mismo color rojo, se monta faros adicionales y se añaden los adhesivos de los patrocinadores originales. También se añaden las extensiones de los pasos de rueda, los asientos de competición, la jaula (aunque se mantiene el asiento trasero…)
Bajo el capó se mantiene el motor, el V8 de 6,3 litros y 250 CV, pero se ofrece la opción de cambiar la transmisión automática por una Getrag de cinco relaciones y sustituir la suspensión neumática por una de tipo jifa, más deportiva y con una altura del casco rebajada.
Se necesitan nueve meses para la transformación y sólo fabrica cuatro réplicas al año. El precio es elevadísimo: 339.150 euros, pero incluye el coche base, garantía de un año, documentación fotográfica de la restauración y transformación, entrega en todo el mundo, importación y registro y tras los primeros 500 kilómetros, el primer servicio al cliente en el taller de Arthur Bechtel Motor Classics.
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