El Volkswagen Passat ha cumplido 50 años de historia, cinco décadas durante las cuales, se llegó a convertir en uno de los modelos más importantes de la marca. Ahora, no es ni la sombra de lo que fue y su última generación, además de un insulso e impersonal diseño exterior, solo se ofrecerá con carrocería familiar, mientras que la opción sedán “de toda la vida”, la que han lucido el modelo durante sus cinco décadas de historia, será cedida al Volkswagen ID.7, otro coche con diseño poco interesante y que para colmo, solo se ofrecerá con mecánicas eléctricas.
Atrás quedan versiones como el Volkswagen Passat GT 16v o el GT G60 Syncro, el Volkswagen Passat VR6 o en última instancia, los Volkswagen Passat W8, el Passat R36 o los últimos Passat R-Line Versiones que, según parece, pasarán a la gama de modelos eléctricos bajo las siglas GTX y contará con potencias superiores a los 500 CV, nada sorprendente en el nuevo mundo de los motores eléctricos, cuya facilidad para superar potencias que hasta ahora estaban reservadas a coches auténticamente deportivos, es abrumadora.
Las últimas iteraciones del Passat deportivo han sido especialmente interesantes. El Passat W8 es uno de los más especiales gracias a su característico propulsor, mientras que el Passat R es, sin lugar a dudas, el menos interesante al ser un simple acabo y no una versión en sí. Más o menos entre medias, el Volkswagen Passat R36, que no es tan especial como el W8, pero se encuentra muy por encima del Passat R-Line, gracias a un propulsor V6 y a un sistema de tracción total, vestido por una carrocería con detalles propios y con cierto toque más agresivo de lo normal en Volkswagen. Hay quien asegura que el Passat R36 es uno de los mejores sedanes deportivos de la historia, fabricado por una marca generalista.
El Volkswage Passat R36 apareció, como parece lógico, para convertirse en la versión “tope de gama” dentro de la oferta del sedán alemán en su generación B6, posiblemente, uno de los mejores sedanes de su tiempo y una de las mejores generaciones del Passat –aunque nosotros nos quedamos con el Passat B5–. Lo más interesante es que su aparición coincidió en el tiempo con lanzamientos como el Alfa Romeo 156 GTA, Opel Insignia OPC, el Saab 95 Aero o el Volvo S60 R, coches que hoy día son recordados por los amantes de las altas prestaciones y sin duda, opciones más que interesantes para cualquier aficionado al automóvil.
La característica más destacable del Volkswagen Passat R36, era, por supuesto, su motor, un V6 de 3.597 centímetros cúbicos e in yección directa FSI, que lograba 300 CV a 6.600 revoluciones y 350 Nm de par entre 2.400 y 5.300 revoluciones. Un propulsor de los que ya no se ven, pues prescindía de todo tipo de sobrealimentación y que además, era una evolución del mismo V6 de 3,2 litros del Volkswagen Golf R32, que a su vez, era una evolución del V6 e 2,7 litros de los Golf V6 y León Cupra 4 –con 204 CV– y que surgió tras una revisión completa del mítico VR6. Es decir, no le falta un buen pedigrí, aunque solo estaba disponible con el cambio automático DSG de seis relaciones y un sistema de tracción total 4MOTION.
Aunque para la época pesaba demasiado –algo más de 1.700 kilos–, no era un coche lento. El 0 a 100 km/h lo completaba en 5,4 segundos, el 0 a 200 km/h en 22,7 segundos, los 400 metros con salida parada se hacían en 14 segundos y la velocidad máxima estaba limitada a 250 km/h.
No obstante, no fueron argumentos suficientes para generar interés entre los compradores. Gran parte del problema venía por la típica “marquitis”, pues el Passat R36 era carísimo, más de 50.000 euros, y poca gente estaba dispuesta a pagar eso por un Volkswagen –pero ahora se pagan, o casi, por un SUV de Renault o de Ford–. También estaba el hecho de que su consumo era elevado, algo normal en un motor de 3,6 litros de cubicaje, no obstante.
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