La historia del Mini es bastante parcular. Empezó a circular bajo el sello de la British Motor Corporation –más conocida por sus siglas: BMC–. La BMC ofrecía amparo a diferentes marcas y el Mini, concretamente, apareció como un Morris. De hecho, el nombre comercial original era Morris Mini Minor y apareció como un vehículo humilde, sencillo y muy económico, desarrollado con un ingenio y una lógica que hoy día no deja de asombrar. Pero además, su particular arquitectura le permitía ser extremadamente ágil, lo suficiente como para llamar la atención de algunos especialistas, que los adoptaron para competir y para crear versiones bastante interesantes.
Uno de esos especialistas es Ralph Broad, quien dio forma a uno de los Mini más peculiares y, a día de hoy, más deseados del mundo, conocido como Broadspeed GT 2+2. Un coche que no solo era rápido, sino que tiene una interesante historia detrás. Ralph comenzó en la industria del automóvil a una edad muy tempranada, nada menos que a os 14 años, cuando se hizo cargo del negocio familiar, un taller de coches que regentaba su padre. Broad era un chaval con mucha pasión y se dice que fue de los primeros en ver el potencial del Morris Mini y también uno de los primeros en ganar con uno, una victoria en su categoría en Silverstone en 1959. De hecho, logró unos tiempos de vuelta tan rápidos, que batió los récords de su clase, lo que sirvió como un enorme empujón publicitario.
Esas victorias le llevaron a tener una clientela muy interesada en su trabajo, así que comenzó a ofrecer una conversión para los Mini, la cual ofrecía por 340 libras –en los años 60, 340 libras eran mucho dinero–.
Las carreras se sucedieron y los éxitos con cada carrera, así que fundó su propio equipo, Broadspeed, en 1962, y comenzó a competir contra los Mini Cooper “de fábrica” en el Grupo 3 del Campeonato Británico de Turismos. En los primeros enfrentamientos, los coches de Boradspeed cedían en velocidad punta, pero superaron a los coches de fábrica en agilidad y comportamiento en curva de tal forma, que con el paso del tiempo lograron el apoyo de la BMC en 1964. En 1965 Boradspeed se convirtió en el equipo oficial con el Cooper S en el Campeonato de Europa de Berlinas, donde ganaron en las 4 Horas de Monza, Spa y Zandvoort. Sin embargo, en un giro que sorprendió incluso a la propia BMC, Broad fichó por Ford a finales de 1965 para correr con los Ford Anglia y se llevó consigo a su piloto estrella: John Fitzpatrick.
De todas formas, aunque compitiera con Ford, nunca dejó de lado sus trabajos con los Mini y lanzó una versión de producción basada en sus proyectos de competición con el modelo británico; había nacido el Broadspeed GT 2+2. Aquel coche no era un simple Mini potenciado y “preparado”, iba un poco más allá. Lo primero que llamaba al atención era su carrocería tipo fastback, con un pequeño tercer volumen en la parta trasera, mientras que otros cambios dependen de las peticiones de cada cliente. Por ejemplo, el trabajo más básico afectaba a las suspensiones y a la columna de dirección, que pasaba a ser ajustable. La siguiente opción era más lujosa y se ofrecía con asientos de piel especiales, alfombrillas más gruesas, nuevo panel de instrumentos y paragolpes específicos. Como tope de gama, estaba el Broadspeed GT Super, que a todo lo enumerado antes, sumaba dos tanques de combustible, mejor iluminación, volante tapizado con cuero, extensión del pedal del acelerador “Paddy Hopkirk”, frenos de competición, escapes dobles y un motor muy afinado –culata con camaras de combustión modificadas para mayor compresión, árbol de levas Broadspeed “Road/Race”, y un colector de admisión de nuevo diseño unido a dos carburadores SU H4–.
Además de todo eso, según artículos e informes de la época, existía otra versión todavía más rápida, un Broadspeed GTS de carreras muy especial, que era capaz de alcanzar los 225 km/h. Destacaba por la ligereza de todo el conjunto gracias, entre otras cosas, a llantas de aleación magnética, dinamo de competición, bandeja inferior, puertas y capó fabricados con materiales más livianos –no se especifica el material–, chasis aligerado, subchasis reforzados, suspensiones totalmente ajustables y un motor todavía más afinado y modificado. Solo se fabricó un ejemplar que fue a manos del piloto oficial de Broadspeed, John Fitzpatrick.
El coche tuvo una gran acogida, pero cuando la ábrica cerró, demolida para dar paso a una carretera de circunvalación, solo se habían fabricado 28 unidades del Broadspeed GT.
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