Cuando se presentó el Corvette C8, ya por fin con el motor colocado en posición central, todo el mundo comenzó a recordar los diferentes prototipos que prefiguraban, hace mucho tiempo, como podría ser un Corvette con motor central. Y algunos eran realmente interesantes, destacando sobre todo los Corvette Indy –de 1986– y el CEV III –de 1990–. Se podría considerar que el motor central es más una solución europea, poco usada en Estados Unidos, donde los motores delanteros predominan en el mercado y han dado lugar a coches tan espectaculares como el Dodge Viper. Sin embargo, al igual que en Europa se emplean motores V8, en Estados Unidos siempre se ha pensado en crear automóviles con el motor colocado en posición trasera central.
Los experimentos de General Motors son un simple ejemplo, ya que Ford también llegó a ponerse a trabajar en un coche deportivo con motor central, casi en paralelo a su victoria en las 24 horas de Le Mans con el Ford GT40. El coche con el que Ford experimentó con el motor central era, como cabría esperar, el Mustang. Y no son rumores como la posible adopción de tracción total de la actual generación del Pony Car, el Mustang de motor central existió. Es más, se fabricaron prototipos reales y funcionales a finales de la década de los 60 y la tradición a reinado en la historia del Mustang. Aclarar, no obstante, que aunque el Mustang no lleva ni llevará, a falta de nuevas noticias, un motor colocado en posición central trasera, lleva el motor ligeramente retrasado en el vano delantero.
El Mustang de motor central se comenzó a barajar desde el mismo momento que se comenzó con el desarrollo del modelo. Ya en 1962 apareció un prototipo llamado Mustang I, el cual, tenía el motor colocado tras los asientos. Era un descapotable de dos plazas y tenía un V4 de 1,5 litros que rendía 65 CV y 86 libras-pie de par, acoplado a un cambio manual de cuatro relaciones. Era el motor del Ford Taunus fabricado en Colonia, Alemania, y en aplicaciones de carreras, podía rondar los 110 CV. Este proyecto estuvo desarrollado por Lee Iacocca y se diseñó con la idea, además, de competir en la categoría 9 de la FIA y por ello, técnicamente adoptaba lo más avanzado de la época, como suspensiones independientes en los dos ejes, frenos de disco, pedales ajustables…
Al año siguiente, en 1963, hizo acto de presencia el Mustang II, que ya presentaba una configuración de motor delantero que ya no se abandonó y acabó por llegar a producción. Sin embargo, el Mustang I no es el único acercamiento al concepto de propulsor en posición central, al parecer, hay otro experimento de Ford, totalmente desconocido, oculto hasta el año 2020. Unas fotos procedentes de los archivos de Ford, mostraban un Ford Mustang descapotable con el motor colocado en posición trasera central. Era un ejemplar de 1966, identificable por la suspensión delantera, los rieles inferiores del chasis, el travesaño delantero y pequeños detalles adicionales.
Según cuentan medios americanos, se pensaba que era un precursor del concepto Ford March 2, pero Roy Lun, el padrino del GT40 y quien supervisó el desarrollo de todos los programas de vehículos con motor central de Ford, puso fin a esa teoría. Cuando se le preguntó con respecto a las fotos durante un evento en honor a su carrera, respondió “lo siento, no estoy seguro de qué es eso…”. El March 2 se basó en el Mustang del 67 y el coche de las fotos era un ejemplar del 66, así que no tenían nada que ver. No obstante, desde Ford Performance se declaró que se trataba de un banco de pruebas para un posible desarrollo de un Mustang con motor trasero central y que, en ese momento, la carrocería del 67 no estaba en producción y por ello, se realizó todo el trabajo sobre un ejemplar del 66.
El proyecto evolucionó hacia el Ford Mach 2, un concept car que surgió de una solicitud al departamento de conceptos avanzados de Ford para “ejecutar estudios de ingeniería de diseño en un vehículo Ford Cobra”. Originalmente estaba destinado a producción, pero nunca se pensó en un Mustang con motor central y por eso, no se empleó tal denominación en el proyecto. Simplemente, dio la casualidad que hacía un chasis de Mustang disponible en ese momento y se aprovechó para tener un punto de partida. Además, en un informe del departamento de conceptos avanzados titulado “Road Sport Car Studies”; se dijo que la solicitud original mencionaba a Shelby American como destinatario del nuevo modelo con motor central, quizá en forma de chasis desnudo y piezas sueltas, pero nunca llegó a ocurrir, como seguramente ya sabréis.
Se tenía previsto que cuando llegara a producción, no costara más de 7.500 dólares de la época, y estaría disponible tanto en versión coupé como roadster. Contaría con una producción de 500 unidades a partir de 1968 y podría triplicarse a 1.500 unidades si la demanda era suficiente. Y el proyecto iba muy en serio, pues se había definido incluso la gama que se pondría a disposición de los clientes. Por ejemplo, habría una versión equipada con el motor V8 289 y un cambio ZF de cinco relaciones y se estimó que la versión de competición, estaría al nivel de un Corvette 427. Los rumores de la época afirmaban que también habría un V8 351 como opcional –en Estados Unidos, los coches se ofrecen con un motor concreto, y cualquier otro propulsor que haya en la gama, se trata como un opcional cualquiera–.
El proyecto del Ford Mach 2 siguió evolucionando con otra propuesta que se llamó Ford Mach 2, más una tercera aparecida en 1971 que fue el Mach 2A y un cuarta, el Mach 2C, que parecía un deportivo italiano. Al parecer, en Ford se creía firmemente en que General Motors trabajaba en un Corvette de motor central, aunque el Mach 2 nunca llegó a producción y tampoco se conoce la razón de porque nunca ocurrió.
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