Kia no es, precisamente, una marca que podamos considerar de alta gama, ni tampoco podemos considerar que tenga modelos que hayan calado en el público más allá de los SUV como el KIA Sportage. De hecho, el Sportage es el coche más importante de la marca en Europa, pero… ¿Hay alguno más? ¿Tiene, o tenido en algún momento, un modelo especial en su gama? En Estados Unidos, por ejemplo, ofrecía el Kia K9 –también se le conoce como Kia K900–, un sedán de representación, de la talla de un Mercedes Clase S o un BMW Serie 7, que contaba con una buena aceptación al otro lado del charco, pero es un coche que nunca llegó a Europa.
Aquí nos hemos conformado con otras cosas, casi todo SUV, como el mencionado Sportage o el Kia Niro, uno de sus modelos más vendidos y la base de la electrificación de la marca –se ofrece como híbrido, híbrido enchufable y como eléctrico “puro”–. No, por supuesto que no olvidamos el Kia EV6, pero se trata de un coche mucho más especial, en el sentido de su condición de coche eléctrico y “altamente tecnológico”, pero está falto de cierta pasión y de ese “algo” que necesita un automóvil para ser especial en todos los sentidos. ¿Podría ser un futuro clásico? Es posible, sobre todo por sus prestaciones y, como decíamos, por la tecnología a bordo, pero no será tan apreciado como otros.
En realidad, esta firma surcoreana, propiedad de Hyundai, solo ha tenido un modelo que podamos considerar realmente pasional, casi sin rivales en el mercado y merecedor de ser considerado un futuro clásico: el Kia Stinger, un sedán, casi un hatchback, de talante claramente deportivo, motores potentes, diseño agresivo y una calidad de producción impropia de Kia por su buena factura. Y no es que Kia tenga malos hábitos en esto de fabricar coches, pero el Stinger estaba un paso por encima de lo normal en la marca, no en balde, se quiso ofrecer un automóvil especial, aunque en Europa, obnubilada con los SUV, ha sido un total incomprendido.
Claramente inspirado en el Kia GT Concept –se nota claramente que se adopta muchísimos rasgos del show car en el modelo de producción–, el Kia Stinger apareció en el mercado en el año 2017 para convertirse en el Kia de producción más potente hasta la fecha y de prestaciones más altas hasta la fecha. Era, sin lugar a dudas, una visión muy particular del concepto Gran Turismo, pero en lugar de emplear una carrocería coupé, empleaba un pseudo sedán de aspecto imponente y agresivo –con una zaga presidida por cuatro terminales de escape bastante “gordos”–, animado por motores bastante potentes. En Europa, concretamente, se ofreció con tres motores, uno de ellos, ni más ni menos que un diésel, que, tras el lío en el que se metió Volkswagen en Estados Unidos –y luego en todo el mundo– con sus motores diésel, estaba abocado a la desaparición.
De entrada, el Stinger se podía escoger con un cuatro cilindros de dos litros de cubicaje y turbo denominado “Theta”, que rendía 255 CV. El diésel, con 2,2 litros de desplazamiento, alcanzaba los 200 CV y los 440 Nm de par, que no estaba nada mal, aunque claro, frente al motor “estrella” del catálogo, estas dos opciones parecían poca cosa. Algo lógico, por otra parte, pues disponible en el Kia Stinger GT –y solo en esta versión–, había un propulsor V6 biturbo con 3,3 litros de cubicaje, capaz de alcanzar los 370 CV y 510 Nm de par. Todos los motores se combinaban con un cambio automático y, según versión y preferencias del cliente, con propulsión –con diferencial de deslizamiento limitado en opción– o con tracción integral –con reparto dinámico de par–.
A pesar de la buena crítica de la prensa y los comentarios de los aficionados en redes sociales y foros, el Kia Stinger no tuvo el éxito esperado. Por un lado, era un coche caro, demasiado caro para ser un Kia a ojos de aquellos que tenían el dinero para acceder a él. Además, militaba en un segmento donde Audi, BMW y Mercedes tenían su feudo y su posición tremendamente asentada, un segmento donde la imagen lo es todo, o casi y las oportunidades para triunfar son escasas si te sales de esas marcas. Y eso, precisamente, hará del Stinger un coche muy especial, atractivo y exótico, una opción bastante interesante como “futuro clásico”.
El Kia Stinger era, y todavía es, un coche con mucho carácter. Es cierto que no es un coche práctico, su maletero, si tenemos en cuenta su longitud y su anchura –4,8 metros de largo y 1,87 metros de ancho–, con sus 406 litros, era pequeño. Sus 1.909 kilos también lo convertían en un coche “gordo”, pesado. Y para colmo, no era el coche más grande de su categoría, pero… con el motor V6 biturbo de 370 CV podía alcanzar los 270 km/h, aceleraba de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos y de 0 a 160 km/h en 13 segundos, poco después, tras 13,4 segundos, recorría los primeros 400 metros desde parado y después de 25,8 segundos con el acelerador a fondo, recorría el primer kilómetro. Y lo mejor de todo, algunos medios decían que el Stinger tenía tacto “de la vieja escuela”, que era un coche bastante pasional.