GTI. Son tres siglas que a día de hoy son míticas y evocan, por lo general, al mismo modelo alemán que las estrenó a finales de la década de los 70. Si, el primer “Gran Turismo Injection” fue el Volkswagen Golf, cuya variante GTI se dio a conocer en 1976. Tras la aparición de este coche, no fueron pocos los que adoptaron la denominación GTI para sus variantes deportivas, con el grupo francés PSA como principal rival de Volkswagen en este ámbito. Es cierto que las siglas GTI las han usado Suzuki, SEAT, Peugeot o Citroën, aunque solo Volkswagen ha mantenido esa denominación hasta el día de hoy, pues los demás han dejado de usarla poco a poco.
De hecho, si somos totalmente veraces, el primer coche en usar las siglas GTI fue el Maserati 3500 GTI –por Gran Turismo Iniezione– e incluso se han usado en el mundo de las motos, como el Kymco People 125 GTI, un scooter con motor de 125 centímetros cúbicos. Peugeot, por su parte, dejó de usar las siglas GTI con el Peugeot 308 GTi de segunda generación, lanzado al mercado en 2015 y retirado de producción en 2020. Ya no hay más GTI en el mercado que el Volkswagen Golf y no lo habrá más, ya que Peugeot no volverá a usar dichas siglas y Volkswagen, por su parte, confirmó que los GTI siempre formarán parte de su catálogo, aunque sean eléctricos.
La electrificación y diferentes motivos que no vamos a tratar ahora, han provocado que las versiones deportivas carezcan de interés, aunque al menos, nos quedan los clásicos y muchos coches adornados en su portón con las tres mágicas letras, que nos harán recordar que antes, las cosas eran muy diferentes. Y entre ellos, hay uno que destaca por luz propia, tanto por su rareza como por sus prestaciones y comportamiento: el CitroËn BX GTi. Citroën no ha sido un fabricante muy ducho en el empleo de una denominación tan característica, y así de memoria, nos vienen a la cabeza tan solo cuatro modelos distintos: Citroën CX GTi, Citroën Visa GTi, Citroën AX GTi y el Citroën BX GTi. Todos ellos caracterizados por la notable personalidad de la firma francesa, que les otorgaba unas cualidades especiales.
Ese es el principal argumento del BX GTi y uno de los motivos por los que este coche es muy especial. Es más, el Citroën BX, en general, es uno de los coches de la marca más recordados por los aficionados y los fanáticos de la compañía, y ver uno circulando por las alles es todo un acontecimiento. Si es un GTi, lo será todavía más, pero solo los más aficionados entenderán que están ante un BX especial.
La variante GTi de tan peculiar automóvil apareció en 1987 y combinaba las características que hicieron famoso al modelo –suspensión hidroneumática, confort elevado, aerodinámica… –, con un motor más potente y una imagen más deportiva, al más puro estilo de los 80, pero sin caer en lo hortera. No obstante, hay que diferenciar entre las versiones del BX GTi, porque hubo varias y solo las últimas son realmente potentes.
Así, el primer Citroën BX GTi estaba animado por un cuatro cilindros de 1,9 litros, capaz de rendir 125 CV. Se trata de una cifra de potencia que no sorprende, ni ahora, ni tampoco en su momento, pero el BX era un coche bastante ligero y con una buena aerodinámical, lo que permitió que homologara una velocidad máxima de 198 km/h e incluso un 0 a 100 km/h por debajo de los 9 segundos. De todas formas, aquel primer BX GTi no era un coche realmente deportivo, era un coche rápido, para aquellos a quienes les gustaba conducir a ritmo alegro y aprovechar su espectacular comportamiento en carretera, pero no necesitaban prestaciones elevadas.
Para los que si buscaban un coche muy veloz e incluso deportivo, estaba el Citroën BX GTi 16 válvuñas, una variante que llegó un año después, en 1989, equipada con el mismo motor del Peugeot 309 GTi, es decir, un bloque con culata multiválvulas que presumía de nada menos que 160 CV. El Volkswagen Golf GTI de aquellos años, el “caja 2”, “solo” anunciaba 139 CV, era el G60 el que se ponía a la altura del BX GTi al alcanzar el mismo caballaje.
Con este motor, el Citroën BX GTi ya si podía considerarse deportivo. Completaba el 0 a 100 km/h en 7,8 segundos y era capaz de alcanzar los 215 km/h. Hay unos datos que permiten hacerse una idea de lo rápido que era el BX GTi 16v. En el circuito de Monthlery, de solo 3,4 kilómetros, era capaz de sacarle dos segundos por vuelta al Peugeot 205 GTi y solo era un segundo más lento que el Peugeot 309 GTi, el cual, se consideraba entonces el mejor GTi del mercado.
Hay una anécdota muy curiosa. El coche ofrecía un conjunto espectacular, con grandes prestaciones y una capacidad de carga enorme, todo un coche familiar. Era tan bueno, que en Galicia se dispararon las ventas hasta el punto de llamar la atención en la sede de la marca. El caso es que los contrabandistas de las Rías Baixas encontraron un gran aliado en este coche y se lo compraron en cantidades ingentes. una historia digna de ser contada con más detenimiento.
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